Biblioteca sobre ruedas
Salir del instituto para conocer lugares de referencia siempre es interesante. Rompemos la monotonía, comprobamos in situ que existen lugares que merecen la pena y que, a menudo, no conocemos.
En este caso, la cosa iba de libros, y comenzamos a informarnos de lo que hoy día es una biblioteca. Finalmente preparamos una aventura doble: por una parte, conoceríamos la admirable biblioteca de Aragón –centro de referencia internacional por su peculiar arquitectura; pero también en materia de préstamo de documentos, fondos, actualización…- y, por otra, asistiríamos desde el instituto en medios ecológicos que comunican el barrio de Valdespartera con el centro ciudad. Los chicos del PAI optaron por el tranvía (la comodidad, la rapidez y el ‘puerta a puerta’). Fueron ellos quienes ganaron la carrera; pues cuando llegamos nos esperaban en la cuesta de entrada con cara de haber disfrutado del paisaje, marquesina a marquesina. Los alumnos de 4º agrupado montamos un ‘pelotón ciclista’ que, bien estirado por los carriles bici de la ciudad, llegó a la meta algo después. Luis se lo pasó en grande durante el trayecto: ‘Malena llevaba una bicicleta tres cuerpos más grande que ella misma, y a Andrea, Malena le dejó llevar la bicicleta de su madre’. Malena –por su parte-, lo recuerda así: ‘al salir de mi área para ir al insti Andrea casi se cae, porque desde hace nueve años no iba en bici. En el momento de la casi-caída, las dos nos partimos de la risa hasta el instituto’.
Fue una peligrosa aventura –dice Jaime-; porque entre Malena con su transformer, Luis con su mini moto, Aitor con el Lamborgini, Andrea y su bici del poblado, Fran con su caballo, Marcos con su moto, Nabil y yo con los ferraris sin frenos y Javier con la holandesa morena…’
‘Era la primera vez que hacíamos una excursión de este tipo, cuenta Nabil, y fue algo magnifico’. Íbamos con el viento a favor y bajamos veloces –hubo algún adelantamiento arriesgado, pero llegamos sanos y salvos-. Una vez pasamos las puertas de cristal, no se escuchaba ni un murmullo en esos 7000 metros cuadrados, y descendimos al salón de actos –donde nos recibió el ilustre señor director; don Javier Villar, quién resultó ser una persona cercana, entusiasta de su trabajo-. Nos contó personalmente, a la vez que dábamos un paseo por el edificio, las infinitas posibilidades que tenemos de beneficiarnos gratuitamente de aquellas instalaciones. Aitor confiesa que ‘mi planta favorita fue en la que estaban los universitarios y universitarias estudiando, no sólo por su atractivo, sino por las chicas que había; que eran agradables a la vista’. Andrea recuerda que ‘podemos ir a leer revistas y periódicos actuales o de muchos años atrás, o a estudiar si tenemos un examen’. A Marcos le pareció que ‘todo estaba bastante limpio y ordenado’…
Durante el regreso al instituto nos agotamos, y llegamos sin fuerzas a la clase de Educación Física. Acabamos haciendo gimnasia, porque no queríamos negativos después de aquel derroche.
En fin; algo nos ha quedado claro: si no nos hacemos socios de una biblioteca y no aprovechamos todo lo que éstas ofrecen, estamos dejando pasar un tren cargado de oro.
Alumnos de 1º y 4º IES ‘Valdespartera’
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